Es en la primera infancia cuando la relación del ser con el mundo sonoro se define y establece; cuando el niño y la niña se encuentra enteramente receptivo/a para dar entrada a los estímulos sonoros del mundo exterior. Para poder contribuir al desarrollo de la expresión musical en los niños y niñas, el educador/a debe manejar los elementos constitutivos que definen el lenguaje musical: el sonido, el ritmo y la melodía. La educación musical es, por tanto, aplicable desde el nacimiento, como la posibilidad que ofrece la escucha y la producción de sonidos en las edades tempranas.
Los tipos de sonidos que se deben trabajar en el aula son:
Sonidos realizados con el propio cuerpo.
Sonidos de su entorno.
Sonidos onomatopéyicos.
Sonidos de la naturaleza.
También se iniciará al niño/a en el silencio.
Iniciaremos al niño y la niña en el conocimiento de las pausas o silencios de forma imitativa, ésta implica la repetición de un esquema o diseño previamente expuesto. De esta forma el silencio cobra mayor valor por la atención que el niño/a dedicará a su participación de nuevo en la obra musical; conocerá el silencio como algo rítmicamente vivo.
A continuación dejaré imágenes de distintos instrumentos elaborados manualmente con materiales reciclados, los cuales llaman mucho la atención para niños/as.
-Tambor realizado con lata de galletas, palitos, algodón, pelotas de pinpon, tela y elástico.
-Zambomba realizada con palo, bote de colacao, distintos papeles, cartulina, globo, cuerda.
-Guitarra realizada con cartón, tempera, gomillas, palitos.
-
-Sonajero realizado con palo de madera, alambre, tapones y pompones de colores.
-Maracas realizadas con botellas de plástico, distintas legumbres, papel de seda, cuerda, tempera y pegatinas,
No hay comentarios:
Publicar un comentario